Gojun Kan Karate Dojo Onaga

Fallece Sensei Antonio Martínez

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Publicado el Sábado, 07 Junio 2014

Antonio Martínez Sensei

“El mayor orgullo para mí, como maestro, es que mis alumnos sean mejores karatecas que yo”

“Vosotros, siempre que podáis, id a entrenar con el maestro Onaga, que es el que de verdad sabe karate”

 

Comunicado O.G.K.K. España

 

Murcia, sábado 7 de junio de 2014.

        Ha muerto en el hospital de Santa Lucía (Cartagena), Antonio Victorino Martínez Jiménez a los 59 años de edad. Se le velará en el tanatonio de Fuente Álamo. Antonio es uno de los alumnos más antiguos de Sensei Onaga, e instructor del Club Naha- Te de Fuente Álamo desde el año 1983.

Todos los que lo hemos conocido, maestros, compañeros y alumnos lloramos su pérdida.

Descanse en paz.

 

 

Comunicado de la Asociación O.G.K.K. a la Asociación en España

 

Defunción de Antonio Martínez.

Compañeros de España:

Estoy sorprendido ante la repentina notificación. Nos sentimos tristes en Okinawa. Era una
persona estupenda.Que duerma silenciosamente en el cielo.

No lo olvidaremos.

Koei Teruya. Presidente O.G.K.K.

 

Comunicado Gojun Kan Onaga

 

Hoy es un día de luto para todos nosotros, para todos aquellos que formamos parte de la asociación
OGKK, para todos los amigos del karate murciano y español, en general para todos aquellos que
hemos tenido la suerte de conocer y entrenar con Antonio Victorino Martínez Jiménez, fundador del
Club de karate Naha-te de Fuente Álamo.

Hoy la terrible enfermedad que desde hace un tiempo asediaba su vida se lo ha llevado, dejándonos
para siempre sin su cariño, su sabiduría y su experiencia. Antonio, querido por todos, ha sido una
figura emblemática que con su carácter y gran personalidad, ha conseguido crear un gran grupo a
su alrededor, personas con profundos valores humano y marciales.

Hoy hemos perdido a un gran karateka, hemos perdido a un hermano en el Goju Ryu.
Gracias por enseñarnos.
Descansa en Paz.
GOSHIDO ITADAKIMASHITE GOZAIMASHITA.

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Today is a day of mourning for all of us, for everybody that take part of the OGKK association.
For all friends of Karate in Murcia and Spain, and in general, for everybody who have had the luck
to meet and train with Antonio Martinez.
Today, a terrible disease finished with his life, leaving us forever without one of the most loved
one for all of us. Antonio have been an emblematic figure and with his character and his
personality, he created a group of people with a deep human and martial values.
The endearing Antonio, leave with a big pain and emptiness to his family, friends, pupils and
mates.
Rest in peace.
ありがとうございました

 

 

Despedida Paco Rojico

 

Murcia, domingo 9 de junio de 2014, 23:30 horas.

 

Mi padre, mi amigo, mi maestro.

 

     Todo lo que aquí pone está pensado y meditado durante el domingo 9 de junio, lo que ocurre es que por razones laborales no he podido plasmarlo en letra legibles hasta hoy. En principio fue un cúmulo de ideas y pensamientos que se me venían a la mente y hasta ahora no les he podido dar forma.

 

     En primer lugar, he de decir que no soy nada amigo de expresar mis pensamientos, o sentimientos en cualquier red social. Lo que ocurre es que hay muchas personas que tengo agregadas que están lejos de Murcia y no han podido estar con nosotros durante estos duros días. También creo que le debo a mi maestro, “Antonio”, unas últimas palabras de agradecimiento y homenaje.

 

“Mi padre”. Nunca me ha gustado cuando alguien se refería a otra persona distinta de su padere biológicocomo “mi padre”, de hecho yo nunca he utilizado esa palabra para referirme a nadie. Siempre lo he considerado como una falta de respeto hacia tu verdadero padre, aunque la mayoría de veces quien ha hecho esta referencia lo ha hecho con un profundo respeto, sigo creyendo que un padre es mucho más que respeto. El viernes 6 de junio yo estaba comiendo con mis padres y les conté la situación terminal en la que se encontraba Antonio, en ese momento mi padre biológico me dijo:

“Antonio es un padre para ti”.

Sólo a partir de ese momento, en que mi padre me dio permiso, he utilizado esa palabra para referirme a mi maestro. Después de 30 años siguiéndolo y obedeciéndolo he llegado a un punto en que puedo decir que he tenido dos padres.

 

“Mi amigo”. Siempre que Antonio nos presentaba a alguien lo hacía como mi amigo, nunca nos presentaba como alumnos. Dentro del tatami las cosas siempre han sido muy tradicionales, el respeto a nuestro maestro por encima de todo, pero fuera de él no le gustaba, ni aguantaba, el trato deferente que se le ofrece a los maestros. Nos decía:

“yo ni soy Sensei Onaga, ni soy japonés, no tengo costumbres japonesas, vosotros no tenéis que tratarme como quien no soy”.

     No podíamos dejarlo entrar el primero para cruzar una puerta, ni podíamos invitarlo, ni tener ningún detalle especial con él. Él era nuestro amigo, nos decía -“las cosas que de verdad me gustan sólo puedo hablarlas con vosotros, con mis amigos”, “yo sólo hablo de karate con vosotros”.

 

“Mi maestro”. Empecé a entrenar con Antonio el 5 de octubre de 1984. Los entrenamientos de aquella época eran muy duros e intensos, una muestra de ello es que todos los antiguos compañeros con los que he ido hablando durante estos años recordaban aquellos años con añoranza y nostalgia, pero no se atrevían a volver a entrenar por miedo a la intensidad de las clases. Igual que fuera del gimnasio siempre fue una persona risueña y de trato agradable, dentro del tatami era duro y exigente:

“Yo no engaño a nadie con lo que hago, yo hago el karate que me ha enseñado mi maestro”.

     Realmente dirigió mis entrenamientos regularmente desde el año 84 hasta el 93. En el año 1993 yo empecé a entrenar con Sensei Onaga (cuando inicié mis estudios universitarios), a partir de ese momento Antonio sabía que todo lo que yo necesitaba, técnicamente, lo tenía de sobra con Sensei Onaga, por ese lado estaba un poco despreocupado. Entrenábamos juntos en las clases de Sensei Onaga o en los cursillos, allí claro está, era una relación Sempai-alumno, no Sensei-alumno. Pero seguía ejerciendo como maestro fuera del tatami y a mí siempre me ha venido estupendamente contar con su ejemplo para seguir formándome. Hablábamos muy a menudo de temas de karate, los entrenamientos, sentimientos, el trato, el maestro, los sempais, las formas, de todos esos temas me dirigía y formaba, nunca mandaba. Es increíble todo lo que me ha enseñado con su ejemplo, su respeto, su saber estar y su gran amor al karate.

 

“Vosotros siempre que podáis id a entrenar con Sensei Onaga, que es el que verdaderamente sabe karate”. Si alguien oye esa frase sabiendo que tenía alumnos con 2º, 3º, 4º y 6º Dan, podría pensar que era una persona honesta, que no se sentía preparado para entrenar a alumnos de alto grado, o que pensaba que entrenar con Sensei Onaga podría ayudarnos a la hora de practicar técnicas avanzadas. Pero la realidad no era esa, ni por allá cerca. Esa frase la llevo oyendo desde que era cinturón naranja, y desde luego, en aquella época no necesitábamos otro maestro. Lo que ocurría, es que él tenía las cosas muy claras y quería que mamáramos de la misma teta que bebió él. Su relación con Sensei Onaga era una mezcla de respeto, cariño, amistad y admiración, y me consta que esos sentimientos eran correspondidos por Sensei. Siempre nos inculcó los profundos valores de Sensei, de quien decía:

“es el mejor karateca y la mejor persona que he visto nunca”.

 

“Mi mayor orgullo como maestro es que mis alumnos sean mejores karatecas que yo”. No conozco a nadie que haya tenido las cualidades físicas que tenía él, hacer 100 fondos de brazos con los puños y levantarse de un salto, hacer 10 sentadillas profundas con un hombre de 110 kg subido a los hombros, hacer ejercicios con dos chishis de 10 kg cada uno, … Técnicamente había llegado a un punto tan avanzado en el que sus técnicas parecían fáciles. Pero, si alguno de sus alumnos consiguiéramos tener sus cualidades físicas y su técnica, tan dura, depurada y real, todavía nos faltaría lo que nunca podremos conseguir, “Tener su mentalidad de karateca”. Antonio respiraba karate por los siete costados, en el karate lo tenía todo clarísimo, siempre que teníamos una duda podíamos preguntarle, que él nos lo explicaba de forma concreta y fácil de entender. Su karate era muy serio y marcial, gracias a eso se ganó el respeto de maestros y compañeros.

 

“La maduración del karateca”. Considero que en la vida en general y en el karate en particular es difícil hacerse mayor. Antonio supo, como nadie, sobreponerse a los obstáculos que le puso la vida y superarlos, saliendo reforzado y siendo cada vez más karateca. Antes de hacer karate Antonio destacó en pruebas de atletismo: carreras de fondo y velocidad, saltos y lanzamientos, lo hacía todo y bastante bien. Una vez empezó a practicar karate, trasladó sus grandes cualidades de atleta al dojo, con trabajo específico y con muchos ejercicios de técnica. Con 28 años Antonio era un portento físico, con mucha técnica, muy endurecido por todo el trabajo de hojo undo (en especial chishi y makiwara) y con un randori terrorífico. Entre los 34 y 40 años tuvo los primeros problemas físicos de forma habitual, tirones musculares, lesiones de rodilla, … A los 40 años sufrió un grave accidente doméstico que le produjo 3 hernias de disco. Esta lesión lo apartó de los entrenamientos durante 3 años, con mareos, dolores y falta de sensibilidad en el brazo izquierdo. Al final, después de una delicada operación, volvió a una vida más o menos normal, pero su capacidad física ya nunca volvió a ser la misma. Unos años después padeció un problema cardiaco con taquicardias y arritmias que limitaba sus esfuerzos. Finalmente, una dura enfermedad ha acabado con su vida. Cualquier persona que tenga alguno de los problemas físicos que tuvo Antonio se viene abajo, se desmoraliza, he incluso acaba por dejar de practicar. Él no, cada vez que sufría un revés o una dificultad, buscaba el lado bueno de la vida para seguir adelante y continuar disfrutando de ese karate que tanto le gustaba. Los últimos años decía:

“Yo disfruto moviéndome, respirando, me encanta hacer los movimientos de karate, aunque no los pueda hacer más fuerte, con hacer unos puñetazos, unas patadas, ponerme en shiko dachi y hacer Sanchín, soy feliz”

y era verdad. Una vez más demostró que su mente era aún más fuerte que su cuerpo. El hombre con unas cualidades físicas sorprendentes, con una contundencia en cada movimiento fuera de lo normal, era feliz con moverse y sentir su cuerpo. No he visto a nadie adaptarse a las adversidades de la vida y madurar, tan bien como Antonio.

 

“Va a ser difícil pasar página”. Aunque hace ya tiempo que sabía que Antonio iba a faltar más pronto que tarde y me veía más o menos mentalizado, nunca pensé que me iba a costar tanto trabajo pasar la primera página. Una persona tan llena y vital es muy difícil apartarla de la cabeza, me acuerdo de ir a verlo, de contarle cómo ha ido el examen, el cursillo, o el último entrenamiento, de entrenar un rato en su patio, de contarle como van las clases, de golpear su makiwara del patio,… Era mi gran confesor al que le contaba prácticamente todo lo que me pasaba, lo bueno y lo malo. Él escuchaba tranquilo y después me decía lo que pensaba o algo parecido que le había pasado alguna vez. “Un 10”. Maestros, compañeros y alumnos, ninguno ha faltado a velar su cuerpo y presentarle su último adiós. Después de la gran tristeza de enterrar su cuerpo sin vida, no podíamos otra cosa que hacer lo que él habría hecho, ir a tomar una cerveza. Cuando hemos llegado al bar he visto una marabunta de 50 karatecas preparados para presentarle su último adiós, con una cerveza y una tapa, como a él le habría gustado. Durante el último día han sido muchos los que me han consolado en mi dolor, pero al ver esa mesa llena de gente siguiendo sus pasos, no he podido hacer otra cosa que alegrarme de la gran suerte que hemos tenido de haberlo conocido, porque, no habrá nadie como él. Ha sido único, en todas sus virtudes y en sus defectos, que como todos también los tenía, pero incluso en eso era único y distinto.

 

“A las 8:30 en el gimnasio”. Aunque no me lo pida mi cuerpo, que mejor homenaje para mi maestro que hacer lo que más le gustaba, entrenar. He quedado con mi amigo Velasco para entrenar mañana a las 8:30, como todos los fines de semana. Voy a practicar esos katas Sanchin y Tensho, que tanto le gustaban. En más de una ocasión dijo:

“Sanchin y Tensho son un legado que el Goju - Ryu le ha dejado a la Humanidad”.

Unos katas duros y difíciles, como él. Siempre nos ha inculcado su amor a esos dos katas, que los ejecutaba como nadie y que definía como la base de nuestro estilo. Antonio es una de las personas que más me ha influido, yo soy quien soy, en gran parte gracias a él. Esfuerzo, trabajo, constancia, respeto, e incluso sentido del humor, han sido muy influidos por mi maestro. Y lo mejor de todo es que creo que estaba orgulloso de mí, ese es el mayor de los halagos que yo podría tener.

 

“Me siento triste y contento”. Después de una perdida tan grande y tan cercana se siente un gran dolor en el corazón, que parece que nunca se va a ir. Por otro lado estoy contento porque un 5 de octubre del año 1983 tuve la gran suerte de que Antonio Victorino Martínez Jiménez se cruzara en mi vida. Todos los que lo hemos conocido hemos tenido el privilegio de conocer a una persona única e irrepetible, con unos valores, un saber estar y un cariño que no se volverán a ver nunca. Hemos conocido a un ejemplo en todo lo que hacía, un hombre apartado totalmente de lo convencional y lo material, que siempre miraba más allá. Un hombre risueño, bromista, siempre de buen humor, que era capaz de reírse de todo, de él mismo el primero.

 

He tenido mucha suerte de que haya sido mi padre, mi amigo, mi maestro.

 

PD. Mis respetos a Antonio y a Pilar, por si he removido pensamientos, pero lo tenía preparado y tenía que hacerlo público.

 

 

Fotos:

Fallece Sensei Antonio Martínez
Sensei Antonio Victorino Martínez Jiménez
D.E.P.

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